domingo, 12 de diciembre de 2010

Erwin Olaf: WET


...el, cuerpo celestial, piel tersa como pétalos de rosas, rostro angelical.
Juventud a flor de piel, hormonas que revolotean y dejan a cada paso que da un elixir de seducción.
...ella, imagen de la experiencia, su rostro es sus años de vida, su mirada es el deseo infinito y su ropa es tan material y efímera como su propio cuerpo.
Ese elixir que le brota de su cuerpo, se derrama y deja un rastro que atrapa y seduce, la seduce a ella, que desea su cuerpo tanto como la abeja a la miel.
El y su mirada inocente, ella y su mirada de deseo, juntos son el resultado de los pensamientos impuros, sexuales, llenos de pasión y deseo. El la desnuda con la mirada, ella ancia tocarlo, sentir su cuerpo.

Se para el tiempo, todo va mas despacio, sus cuerpos desprenden calor, ella da un salto de sorpresa y vuelve a la realidad, donde no existe la pasion ni el deseo, donde no existen los petalos de rosa, donde no hay miel, donde no hay ni un ella... ni un el.

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